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Cal de Morón

Cal de Morón

La práctica tradicional de elaboración de la cal de Morón, ha sido sustento y seña de identidad de este territorio. Desde los albores de la civilización, la nobleza de este material ha sido parte indispensable de la arquitectura y ornamentación de las construcciones tradicionales, incorporando una materia prima profusa en nuestro paisaje, la piedra caliza, a nuestra vida cotidiana.

Se tienen constancia de hornos de cal en varias localidades como Montellano y Arahal, pero la única localidad que aún conserva su actividad "viva" es Morón de la Frontera en concreto en las caleras de la sierra de Montegil.

Por su tradición artesanal, la cal y el oficio de calero forman parte de las señas de identidad de nuestro municipio. Un referente patrimonial de indudable valor material e inmaterial no sólo para Morón sino para toda nuestra cultura andaluza puesto que ha sido empleada tanto para blanquear o encalar nuestras edificaciones y darles su característica policromía como motivos de higiene y para cubrir materiales pobres.

Ya desde tiempos inmemoriales, en esta época romana, la cal se mezclaba con el mortero en la construcción para reforzar las edificaciones. En época musulmana también se hacía, como ejemplo de ésta, el cimiento de la giralda está construido con mortero hidráulico, posiblemente fue usada la cal de Morón por la cercanía a nuestro municipio y calidad.

Miles de toneladas de cal llevadas a lomos de borriquillo forman parte de los pueblos blancos de Sevilla y sus alrededores.

Antiguamente cuando no existía el cemento se usaba en las edificaciones la argamasa, mezcla romana de arena, cal y agua. Hoy en día la cal de los tradicionales hornos moronenses se utiliza básicamente para pintar, aunque también se vende para los morteros de revestimiento, mientras que la cal de la moderna industria de Morón se destina a la química, minería y fundiciones principalmente.

Históricamente, la cal de Morón de la Frontera, ha sido una de las más prestigiosas en la comarca, tanto por la cantidad elaborada como su gran calidad; consecuentemente para la población, la actividad de calero ha sido una de las más importantes extrayendo la mejor cal que hay sin duda en toda España, y así lo manifiesta también la existencia de un poblado en las caleras de la Sierra, con un importante número de viviendas donde residían en 1950 hasta 1924 personas.

Durante muchas generaciones, el trabajo artesanal de familias que incluso tienen el apellido Calero, han mantenido vivos los antiguos hornos de herencia romana, alimentados con leña de olivos, ramas o zarzales.

La cal de estos hornos posee unas características especiales para la construcción y encalado por su elaboración artesanal, ya que los caleros seleccionan las mejores piedras calizas, que tras su cocción se transforma en hidróxido cálcico, la popular cal andaluza.

La cal es el resultado de la cocción de la piedra caliza a una elevada temperatura y para ello se necesita un horno y unos maestros artesanos que hayan adquirido la cultura y los saberes necesarios para ello, generalmente por transmisión familiar. El conjunto de hornos se sitúa en la falda de la sierra y orientados en dirección a los vientos dominantes de la zona. Se aprovecha un desnivel de alguna loma para situar el horno o puerta por donde se introduce la piedra para el armado del horno, en la parte superior.

Para conocer el proceso de elaboración presentamos las técnicas del trabajo  y los procedimientos empleados que desde el pasado han permanecido hasta la actualidad con un carácter netamente artesanal.

La extracción de la piedra caliza de las canteras de la Sierra de Espartero o Montegil. Se utilizan técnicas muy tradicionales como la escalada por la pared de caliza y hacer  palanca con la "barra" de hierro para que salte la piedra una vez descarnada de la veta de  la cantera. En el pasado las piedras extraídas se recogían en una espuerta para ser transportada a un carro tirado por mulos,- en la actualidad, vehículo de tracción mecánica- y de éste se traslada al horno que solía estar situado junto a la cantera para facilitar el transporte de la piedra.

El armado del horno y los preparativos para la cocción. Consiste en colocar las piedras calizas de una forma determinada dentro de la estructura del horno. La construcción de la cúpula de piedra que soporta el peso de toda la carga de piedra es una labor muy importante y de que dependerá todo el proceso. El calero va colocando cada piedra "a hueso" es decir sin cemento, asentando una sobre otra de manera que evite el hundimiento de la estructura. Se comienza por las más grandes y se colocan sobre el "el poyo" (resalte del interior de las paredes del horno a tres o cuatro metros del suelo); posteriormente, y por aproximación de hiladas, se termina con las restantes.

Como material de fijación de las piedras se cubre el horno con barro y agua para que actúe como cemento y así evitar la pérdida de calor. Para todo este proceso se emplean como herramientas el rastrillo, la pala, el azadón, la espuerta y el martillo.

La cocción. La caldera se sitúa por debajo del poyo y debe de estar limpia. Se introduce en él la leña o cualquier combustible y se deja cocer. El período de cocción era el verano por el buen tiempo y por la disponibilidad de tiempo ante la parada de la actividad agrícola.

El desmonte del horno para recoger la cal elaborada se hace una vez frío, es decir, pasadas al menos veinticuatro horas y sigue un proceso inverso al armado del horno. Las piedras se van extrayendo con las espuertas, un calero dentro llevando y otro fuera sacando la carga. Utilizan guantes de cuero en esta operación y se pueden turnar en el interior del horno para poder sobrellevar el calor y las emanaciones de gases producidos por la combustión. En el pasado, el transporte de la cal hacia los puntos de venta se realizaba con asnos y mulos, para vender la cal en los pueblos. La que se almacenaba se guardaba en bidones y se tapaba para que la cal, no perdiese propiedades.

En nuestra localidad se encuentra el Museo de la Cal, el cual nos brinda la oportunidad de descubrir los secretos de la cal y la forma de vida de nuestros artesanos. Se ubica en la denominada Aldea de las Caleras de la Sierra, este complejo conserva dos hornos tradicionales elaboración de cal construidos en el siglo XIX, testigo cultural de otros hornos romanos y musulmanes, desde los cuales se ha mantenido una actividad continuada de producción artesana de cal desde hace siglos. Además, este Museo nos permite conocer la Casilla del Calero, una construcción tradicional que ha sido restaurada manteniendo los materiales, decoración y utensilios propios de la época.

La práctica tradicional de elaboración de cal en Morón, ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

http://www.museocaldemoron.com/

Guía práctica

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La Oficina de Turismo de Morón de la Frontera se encuentra ubicada en parte de las dependencias de un convento del siglo XVII, anexo a la Iglesia de Santa Clara y en pleno corazón de Morón de la Frontera, junto a los Jardines de la Carrera, en Calle Utrera, Nº 1.

Esta oficina de turismo ofrece a todos sus visitantes información turística de Morón de la Frontera y su entorno así como de la oferta turística más destacada de de los principales destinos turísticos de España. Atiende diariamente a turistas, excursionistas y a la propia población local, ofreciendo una información fiable, clara y precisa en diferentes idiomas, de forma accesible y personalizada.

Este espacio, además de la Oficina de Información Turística de la localidad, ofrece una zona expositiva y cultural para deleite del visitante, todo ello en una espectacular nave de dos plantas que conserva el antiguo artesonado de madera del siglo XVII